295 Asistentes
Noticas, videos, artículos relacionados con la AMTAC y la tanatología.
Que los participantes durante el transcurso del curso, reconozcan mejor sus emociones, deseos, fortaleza y debilidades, lo que fomenta mayor claridad en sus metas personales, facilita la toma de decisiones y capacidad para afrontar dificultades, a través de ejercicios y reflexiones personales de autoconocimiento.
Ponente: Mtra. Marta Cecilia Mercado
Cultivar la esperanza durante el duelo no significa ignorar el dolor; al contrario, implica reconocerlo y aun así buscar sentido. Para quienes acompañan a personas en duelo, fomentar la esperanza es ayudar al doliente a descubrir sus recursos para enfrentar la adversidad. Esto implica brindar palabras de aliento, validar sus sentimientos y recordarle que, aunque su vida cambió, no todo está perdido.
El enfoque salutogénico se centra en lo que genera bienestar, en lugar de enfocarse solo en la enfermedad o el problema. Aplicado a la intervención tanatológica, nos invita a enfocarnos en qué mantiene a esa persona de pie a pesar de su dolor. En vez de ver el duelo únicamente como un problema a tratar, buscamos identificar y potenciar los recursos que ayudan al individuo a sobrellevar su pérdida.
Esos recursos pueden ser el apoyo de sus seres queridos, su fe o su propósito de vida. La tarea del tanatólogo es ayudar al doliente a reconocer esas fortalezas y aprovecharlas en su sanación. Esta mirada positiva complementa la intervención tradicional, añadiendo un rayo de luz en la oscuridad del duelo.
Acompañar a alguien que recibe noticias devastadoras –como un diagnóstico terminal o una pérdida repentina– es uno de los mayores desafíos en tanatología. Al inicio, es normal que la persona sienta que el suelo se abre bajo sus pies y que la esperanza se desvanece. El profesional debe brindar un espacio seguro para el shock y la tristeza, y poco a poco ayudarle a recuperar estabilidad emocional.
Mantener la esperanza ante lo irremediable requiere empatía y tacto. No se trata de ofrecer falsas esperanzas, sino de acompañar con honestidad y compasión. Por ejemplo, ante una enfermedad terminal ya no hay esperanza de curación, pero sí de tener calidad de vida en el tiempo restante, de cerrar pendientes y despedirse con amor. Tras una pérdida, la esperanza puede traducirse en aprender a vivir con el recuerdo sin tanto dolor, y en saber que aún habrá momentos de alegría de nuevo. En todos estos casos, la esperanza no borra el dolor, pero lo hace más llevadero.
El estrés es una respuesta natural durante el duelo: insomnio, cambios en el apetito, dificultad para concentrarse o fatiga son comunes. La psicoeducación –brindar información y orientación psicológica– ayuda a que la persona entienda que estas reacciones son normales y aprenda estrategias para manejarlas.
Educar sobre el proceso del duelo equivale a ofrecer al doliente un mapa en medio de la tormenta. Saber que sentir enojo o culpa tras la pérdida es algo natural puede aliviar la angustia de quien teme “volverse loco”. Cuando el doliente comprende su proceso, recupera un sentido de control y refuerza su esperanza de salir adelante.
Existen modelos tanatológicos que sirven de guía para reconstruir la vida tras una pérdida. Suelen incluir pasos concretos (por ejemplo, aceptar la realidad de la pérdida, expresar el dolor y adaptarse a una nueva vida) que sirven de brújula para quien se siente perdido, aunque no sean fáciles. Estos modelos brindan esperanza al mostrar que hay un camino a seguir y que la vida puede reestructurarse incluso después de una pérdida.
¡Te invitamos al curso "La Esperanza en Tanatología"! Si te interesa profundizar en este tema y aprender herramientas prácticas para cultivar la esperanza en el proceso de duelo, no te pierdas nuestro próximo Curso de Formación Continua. Será impartido por la Mtra. Marta Cecilia Mercado Aranda el sábado 29 de marzo de 2025, en vivo por ZOOM, con un horario de 9:00 a 14:00 horas. La cuota de recuperación es de $300 MXN. Inscríbete a través del enlace http://bit.ly/cfctana y forma parte de esta experiencia de aprendizaje y crecimiento. ¡Te esperamos con los brazos abiertos para, juntos, iluminar el camino del duelo con esperanza!