Alicia Sonia González Ramos
Tanatóloga, hipnoterapeuta, Maestra especialista en problemas de aprendizaje
Abril, 2020.
El coronavirus está cambiando totalmente nuestras vidas, no solamente tiene consecuencias mundiales de salud, económicas y sociales, está impactando directamente en nuestras emociones y nuestra percepción del sentido de vida. A los adultos que escuchamos diariamente las noticias y las estadísticas, cada vez con peores pronósticos, nos provoca ansiedad, angustia,
“Papi, si tú no dices nada, yo tampoco.
Seguiré ese pacto de silencio”
miedo ante los posibles desenlaces. Pero de repente olvidamos la repercusión emocional que tiene en los niños y adolescentes.
¡AUXILIO! SÁQUENME DE AQUÍ!
El confinamiento implica un cambio radical en las rutinas de casa cambios de horarios, estar con los adultos todo el tiempo, tarea en casa, sin poder jugar con amigos.
Ibañez, en su teoría sociocultural, nos dice que el aprendizaje humano es en gran medida un proceso social.
Cada función en el desarrollo cultural del niño aparece dos veces: primero en el nivel social y luego en el individual.
Durante el encierro, sufrimos una pérdida de libertad, de espacio social, por eso, los adultos tenemos el compromiso de aminorar esta pérdida en los menores que además de alterar sus emociones, les obstaculizan el aprendizaje; para esto, son muy buenas las charlas educativas que tengan una perspectiva de futuro, dadas las condiciones actuales, por ejemplo:
Hijo, saliendo de la cuarentena, vamos a ir al cine, cuánto gastaríamos de los 4 y si compramos palomitas que cuestan… ¿cuánto sería?
Es muy importante estructurar las actividades que se harán durante el día, aparte de las labores escolares y de casa, que impliquen movimiento y alguna en las que se integre la familia, como un juego de dominó.
Si te organizas, ¡¡nadie pierde la cabeza!!
MIEDO, YO….?
Los estudios psicológicos en cuanto a las dificultades en un confinamiento social, indican que niños y adolescentes tienen una mejor capacidad de adaptación que los mayores y son capaces de soportar las tensiones familiares, si no hay cuadros previos (Urra, 2018).
MIS NECESIDADES EMOCIONALES
- Muchos menores, ni siquiera expresan sus temores y eso no quiere decir que no los tengan.
- Los niños y adolescentes según Maslow, tienen necesidades de seguridad, de amor y de pertenencia en un grupo social.
- Ellos deben sentir que nosotros podemos proporcionar esa seguridad. Necesitan que los adultos les hablen honestamente, pero con un pensamiento positivo y esperanzador
- Frecuentemente diles que los quieres, aunque creas que ya lo saben, necesitan escucharlo.
ESTRATEGIAS:
Si son menores, les pedimos que dibujen un corazón, que toquen el suyo y piensen en el enojo o temor que tengan. Después, le pedimos que toque el corazón en el papel y que le dé una forma a esa emoción y la dibuje adentro mientras nos habla de sus temores, una vez dibujado, le decimos: ¡Qué bueno que ya lo dejaste en el papel! , ahora vuelve a tocar tu corazón y dime que recuerdos bonitos tienes. Bueno, esos seguirán permaneciendo ahí.
Es fundamental estimularlos a hablar, hablar, hablar, así se desgastan las emociones negativas.
Adolescentes son más difíciles de expresarlas. Decirles que las pongan en un papel y lo rayen al mismo tiempo que escuchan una canción en alto volumen y después rompan la hoja y tiren a la basura esas emociones dañinas.
Hacer un círculo de meditación ligera, sentándose en el piso y toda la familia hace ejercicios de relajación o sigue una meditación guiada, una vez al día.
Si no hay avances, no dudes en solicitar el apoyo de un especialista.
BIBLIOGRAFÍA:
- Ibañez, J. (1992). Más allá de la sociología: El grupo de discusión: teoría y crítica. 428pp.
- Maslow, A. (1943). Una teoría de la motivación humana. Pyschological Review.
- Urra, J. (2018). Déjale crecer.