miércoles, 9 de diciembre de 2009

Quiero morir, súplica de ayuda: Felipe Martínez

Nora Rodríguez Aceves


Antes de preocuparnos por la eutanasia hay que preocuparnos por ofrecerle a la persona una muerte digna con calidad, con cuidados paliativos y con ayuda tanatológica. Una decisión tajante de ¡ya no quiero vivir! tendría que ser considerada, porque se tienen experiencias que cuando los ayudamos, cuando les aliviamos el dolor, cuando los apoyamos en esa soledad, cuando los apoyamos en esa pérdida de control, cambia la actitud de la persona, afirma, Felipe Martínez Arronte, presidente de la Asociación Mexicana de Tanatología.

“El movimiento —dice Martínez Arronte— de los cuidados paliativos a finales de los sesenta vino a apoyar que la persona viviera hasta el final, pero sin sufrimiento y el movimiento de la eutanasia está a favor de que las personas no sufran, pero en este caso ocasionando su muerte”.

Antecedentes

Ante la propuesta del diputado local del PRI, Israel Betanzos Cortés, de reformar la Ley de Voluntad Anticipada para el Distrito Federal, la Ley de Salud para el Distrito Federal y el Código Penal para el Distrito Federal para implementar la eutanasia en el Distrito Federal, se abre nuevamente el debate sobre la muerte asistida entre los diversos sectores de la sociedad y los actores políticos; por ejemplo, los grupos parlamentarios del PAN y del PRD en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal han fijado su posición contra la medida argumentado que “sería un retroceso por considerar que su aprobación podría generar que la decisión de concluir la vida de una persona la tome una tercera persona, ya que la solicitud de aplicar la eutanasia activa finalmente la tendrá que avalar una autoridad sanitaria, pese a que la solicitud sea elaborada por los familiares o el propio enfermo; y eso provocaría una grave responsabilidad de imponerle a la autoridad la decisión de quién vive o quién muere”.

Asimismo, consideraron “innecesaria la medida de legalizar la eutanasia activa, cuando ya se cuenta con la Ley de Voluntad Anticipada, que permite que una persona que se encuentra enferma y en fase terminal, decida por voluntad propia suspender sus tratamientos médicos, lo cual no involucra la decisión de un tercero para poder concluir con la vida de una persona”.

En este mismo sentido se manifestó el secretario de Salud de la ciudad de México, Armando Ahued Ortega, por considerar que la eutanasia activa provocaría trastornos éticos en los médicos que la aplicarían. Mientras que el jefe de Gobierno de la ciudad de México, Marcelo Ebrard, declaró que el “gobierno capitalino está a favor de la libertad de opción de las personas”.

La muerte ya no es tabú

Abierto el debate, la Asociación Mexicana de Tanatología, en voz de su presidente, Felipe Martínez, fija su posición: “Definitivamente nuestra posición es en contra, sería caer en una situación de sentir una batalla perdida y de sentir que no hubo nada qué hacer. Muchas de las veces detrás de esa sensación no hay que permitir que sufra, hay frustración. Por otro lado, cuando muchas de las personas han hecho o han participado en una eutanasia activa a través de estudios, trabajos, se ha visto que estas personas siempre llevarán una gran culpa, porque uno de los valores más importantes para el ser humano es la vida. Ante ese valor también se tendría que ver si la persona pide la eutanasia en ese momento por la situación de sufrimiento por depresión o dolor, porque quiere que ya acabe este sufrimiento. Por eso, antes de preocuparnos por la eutanasia tenemos que preocuparnos por ofrecerle una muerte digna con calidad, con cuidados paliativos con ayuda tanatológica”.

“Hoy la muerte ya no es un tabú, aunque el miedo a la muerte siempre ha existido y siempre existirá, es normal, como seres humanos tendremos miedo a la muerte; pero aquí la situación es que la conciencia de que moriremos algún día no la tenemos, no la aceptamos en el momento que como persona estamos en una condición que nos lleva a hacer portadores de una enfermedad terminal como el cáncer, el sida, alguna enfermedad degenerativa, sean enfermedades que lo llevan a una condición de situación difícil, porque muchas de las veces hay limitaciones funcionales. Entonces, la persona tiene que aceptar esa condición que no es fácil, por supuesto. Dependerá mucho también de su entorno, de sus redes de apoyo, a toda la parte que esté apoyando y respaldando al enfermo. Aquí muchas de las veces la familia puede decir no quiero que sufra, y ante esa petición de no quiero que sufra es cuando puede surgir la tanatología y los cuidados paliativos. Yo creo que en México no hemos trabajado suficientemente esta parte de tanatología”.

Sin condiciones, para la eutanasia

El doctor Martínez Arronte asegura que México no está preparado para implementar la eutanasia activa: “Hay que recordar que hace dos años se aprobó apenas la Ley de Voluntad Anticipada, y todavía no se sabe cuál ha sido el conocimiento y la difusión de esta ley, ni si la gente la conoce realmente, digamos que todavía no sabemos suficiente. Tomar una decisión de esta magnitud “en la práctica es muy difícil, porque entran muchos aspectos morales, éticos, legales, religiosos, independientemente que hoy haya toda una promoción y promulgación de derechos del enfermo. En esa parte es donde se está trabajando, que todos los hospitales y en todas las instituciones vean por la calidad del enfermo, por la calidad de la atención por proporcionarle programas de seguridad en el caso de un paciente terminal. Con una ley de eutanasia activa no podemos hablar de seguridad. Por eso, antes de seguridad tendríamos que hablar de proporcionar estos cuidados paliativos. Realmente con los cuidados paliativos sí podemos aliviar el sufrimiento con el apoyo tanatológico, sí podemos aliviar el sufrimiento; claro, que aquí hay que hacer todo un trabajo”.

“Cuando una persona está cegada por el dolor y quiere morir, generalmente el grito de ¡quiero morir! es un grito de ayuda; y cuando una persona dice me quiero morir, no quiero sufrir, ya quiero que acabe todo esto, tenemos que ver quién lo está ayudando y cómo lo estamos ayudando. A veces la familia diría si lo mejor es la eutanasia para que ya no sufra, ¿pero realmente es lo único? Sí es una decisión rápida, pero que no le permite que viva el tiempo que él quisiera vivir; no estamos hablando de prolongar la vida, pero sí del tiempo en condiciones de que no sufra”.

“El tomar una decisión de esta magnitud es muy compleja y cuando una persona quiere tomar esta decisión y puede estar en su derecho de rechazar un tratamiento, es un derecho y hoy se debe de respetar, pero cuando pide que se le ponga algo para que ahí acabe este sufrimiento, en el fondo lo que hay es esa necesidad de ayuda. Y si lo vamos ayudar de esta manera habría que ver que tan poco valoramos ese principio de la vida”.

“Finalmente —subraya—, una persona cuando se le alivia el dolor, cuando se le apoya en la depresión, quiere vivir los últimos minutos con su familia, rodeado de sus seres queridos y vivirlos al final con ellos. Entonces, una decisión tajante de ¡ya no quiero vivir! tendría que ser considerada, porque nosotros vemos, hemos revisado y hemos tenido algunas experiencias que cuando los ayudamos, cuando le aliviamos el dolor, cuando lo apoyamos en esa soledad, cuando lo apoyamos en esa pérdida de control cambia la actitud de la persona”.

¿Propuesta electorera?

Sin caer en el debate político, el doctor Felipe Martínez asegura no saber qué tanto se ha utilizado el tema como propuesta electorera: “No lo sé, pudiera ser, pero aquí si están preocupados por el sufrimiento del ser humano tendrían que preocuparse porque existieran estos programas de los que estamos hablando y que toda la gente se capacitara. En este momento no estamos preparados para una decisión de esa magnitud, porque sería peligroso tanto en la parte del médico, del equipo de salud, como para las personas; porque independientemente de que sea un proceso y se lleve a cabo con un análisis y hay una comisión, no es el momento. Todavía hace falta que se difundan los programas en los que hemos estado insistiendo. Si se habla en este momento de eutanasia activa, primero tendríamos que ver: ¿cuál es la atención que se brinda en los hospitales?, ¿en qué condiciones están los centros de salud?”.

“Hay una preparación importante que se tendría que hacer, incluso someterlo al pleno; el que se hablará de la muerte desde las escuelas, en los programas de educación, en las primarias, en las secundarias, que se hablara de lo que es realmente la muerte. Porque se habla muy general del tema y no se le da la importancia que tiene. Tendría que haber una cultura hacia la muerte donde se sepa que es parte de la vida, la última parte del último momento. Realmente vamos hacia un empoderamiento de creer que vamos a controlar esa última parte del ser humano, la muerte, porque decimos: para que no sufra la persona, pero volvemos a lo mismo: detrás de ese grito de no quiero sufrir es querer una ayuda, es la interpretación que no hemos aprendido, no sabemos dar la interpretación a ese sufrimiento que tiene el ser humano en el último momento. Entonces, el tomar una decisión de esa magnitud en este momento no es lo correcto”.

Fuente: Revista Siempre

http://www.siempre.com.mx/