La pérdida de un ser querido es sumamente dolorosa, aun cuando ya se anticipaba debido a una grave enfermedad, peor aún cuando nuestro ser querido muere de súbito; para que las personas aprendan a enfrentar el duelo y seguir adelante se cuenta con la Tanatología.
A la muerte se le ubicaba geográficamente en una región comprendida entre dos territorios de la antigua Hélade, a la derecha el territorio de la noche (su madre) y a la izquierda el territorio del sueño (su hermano).
La muerte o Tanatos es una deidad capaz de sanar todos los males, pero como es la única entre todos los dioses que no acepta dádivas, nunca cura a nadie. Logos deriva del griego, tiene varios significados: palabra, razón, estudio, tratado, discurso, sentido, etcétera. La gran mayoría de los filósofos griegos le daban la acepción de sentido, pero el que haya prevalecido como estudio, tratado u otro, se debe a errores interpretativos con el transcurso del tiempo. Pero actualmente la Tanatología se brinda como una herramienta cierta para aprender a afrontar la muerte -en su doble vertiente de experiencia individual o de doliente en presencia de un allegado- es también aprender a asumir, en toda su dimensión, nuestra propia humanidad. La Tanatología comprende muchos campos de acción, desde la atención al enfermo moribundo y a su familia, hasta la elaboración del proceso de duelo por una pérdida significativa.
Fue en el año 1901 cuando el término de Tanatología fue acuñado como significado de “La ciencia de la muerte”, por el médico ruso Elías Metchnikoff, quien en el año de 1908 recibiera el Premio Nobel de Medicina por sus trabajos. En ese momento la Tanatología fue considerada como una rama de la medicina forense que trataba de la muerte y de todo lo relativo a los cadáveres desde el punto de vista médico-legal.
Desde entonces ha habido avances en su estudio científico, pero es hasta mediados del siglo pasado cuando los médicos psiquiatras Eissler y Elizabeth Kübler-Ross dieron a la Tanatología otro enfoque que ha prevalecido en la actualidad. De ahí que la Tanatología pueda definirse etimológicamente como “la ciencia encargada de encontrar sentido al proceso de la muerte” (dar razón a la esencia del fenómeno). La doctora Elizabeth Kübler-Ross se dio cuenta de los fenómenos psicológicos que acompañan a los enfermos en fase terminal durante el proceso de muerte, por lo que define a la Tanatología moderna como “una instancia de atención a los moribundos”. Es por ello que Kübler-Ross, considerada la fundadora de esta nueva ciencia, a partir de la cual hace sentir a los agonizantes que son miembros útiles y valiosos de la sociedad, y para tal fin creó clínicas cuyo lema es “ayudar a los enfermos en fase terminal a vivir gratamente, sin dolor y respetando sus exigencias éticas”. La nueva Tanatología tiene como objetivo fomentar y desarrollar holísticamente las potencialidades del ser humano, en particular de los jóvenes, para enfrentar con éxito la difícil pero gratificante tarea de contrarrestar los efectos destructivos de la “cultura de la muerte”, mediante una existencia cargada de sentido, optimismo y creatividad, en la que el trabajo sea un placer y el humanismo una realidad.
Yamel Viloria Tavera
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