miércoles, 8 de junio de 2011

Reflexionando en torno a la muerte

Esperanza Perera Coello |
Miércoles 8 de Junio


En este tiempo que nos tocó vivir, lleno de incertidumbres, pérdidas, inseguridades, angustias y muerte se hace necesaria una reflexión sobre el tema, más aún cuando nuestra ciudad capital está siendo tan lastimada por muertes tan violentas.
Antes que nada, habría que felicitarnos por estar aquí, dar gracias a Dios, a la vida, a nuestros padres por habernos dado el regalo maravilloso de la vida, porque de esta forma nos regalaron también la oportunidad única de experimentar lo que implica vivir: disfrutar, amar, desamar, aprender, desaprender, reír, llorar, aventurarse en un mar de sentimientos, emociones, acciones que son, las más de las veces, producto de un acto deliberado de nuestra propia decisión, hasta morir.
Porque vivir, es decidir, de entre muchos caminos, elegir uno. A veces pensamos, al transitar por él, que la elección de ese camino fue equivocado, pero al hacer un análisis profundo , podemos darnos cuenta que no es así: que esa senda había que andarse, para aprender, para en apariencia fracasar, tendría que hacernos más consciente de nosotros mismos y de nuestras circunstancias, de nuestra debilidad humana, de nuestra fortaleza de espíritu, ese camino habría de enseñarnos a ser más humildes y aprender de manera grandiosa, el camino del arrepentimiento, del perdón, de ser mejor, camino nos pondría a prueba, para obligarnos, irremediablemente, a crecer pero también ha de llevarnos a morir.
Este breve espacio, de reflexión sobre la muerte, me permite hablar un poco de Tanatología. Término que proviene de las raíces griegas Tanatos, que significa muerte, y logos, tratado, estudio, sentido. De esta manera, Tanatología es el estudio, tratado o sentido de la muerte.
Se dice que en el arte, Tanatos era representado como un hombre joven con barba llevando una mariposa, una corona o una antorcha invertida en sus manos, significando la vida que se escapa, que huye y se libera del cuerpo ya inerte. ¿Cual es la finalidad de la Tanatología? Humanizar el proceso de duelo a los que sufren la pérdida de un ser querido. Incluye pérdidas de todo tipo: una casa, una mascota, un empleo, la vista, una parte del cuerpo, la propia cultura, la salud, lo que nunca se ha tenido, una ilusión, y la ultima pérdida, la de la vida.
Otra gran finalidad de la Tanatología es proporcionar al hombre que muere, una muerte digna pero también un vivir digno. Parece una paradoja ¿verdad? Pues sí, es que al hablar de muerte, también se tiene que hablar de vida, son dos caras de la misma moneda. El reflexionar y darnos cuenta que al estar vivos, lo único cierto es que un día vamos a morir. ¿Cuándo?, ¿cómo?, no lo sabemos. Y ello debería llevarnos a un replanteamiento de nuestra vida, o mejor dicho, a tratar de encontrar el sentido de nuestra vida. ¿Para qué estoy vivo? ¿Qué puedo hacer para vivir mi vida de mejor manera el tiempo que me haya tocado vivir? ¿Cómo puedo trascender después de mi muerte? Sin duda grandes preguntas, filosóficas, que muchos pensadores ya se han formulado. Pero la Tanatología nos confronta con nosotros mismos llevándonos a entender que hemos venido a vivir, con todo lo que la vida ofrece, y a trascender, a encontrar un sentido a la vida ya sea en nuestro trabajo, en la vida cotidiana que a veces pasa como una rutina, o en emprender grandes proezas. Pero el sentido está ahí.
Los objetivos de la Tanatología son además: la atención al paciente terminal, apoyo emocional a la familia afligida, ayudar a elaborar el duelo en el menor tiempo y con el menor sufrimiento posible, apoyo al equipo médico y todo el personal de salud que estuvo cerca del paciente, intervenir en crisis de suicidio, quitar el miedo a la muerte, enseñar a vivir la vida a plenitud, aceptando la enfermedad, hacer un cambio de estilo de vida.
La psiquiatra Elizabeth Kubbler Ross, quien se interesó por los procesos psicológicos que acompañan a los enfermos en fase terminal durante todo su proceso de muerte, pero también lo que viven sus familiares, define a la Tanatología como una instancia de atención a los moribundos; a través de sus estudios y labor logra recuperar ese sentido de que el moribundo es útil y valioso, conservando todos los derechos a tener una vida de calidad que significa ser tratado con respeto, atendido en sus necesidades físicas, emocionales, espirituales, y a morir sin dolor.
Según Elizabeth Kubbler son cinco las etapas por las que pasa todo enfermo terminal o todo aquel que está sufriendo una pérdida, son las etapas del duelo: negación, ira, regateo, depresión, aceptación. Cuando se llega a esta última etapa, se conquista la paz consigo mismo y con los demás, el dolor puede ser muy profundo pero se acepta la muerte o la pérdida. Hay que dejar morir al paciente rodeados de sus seres queridos, sus cosas, su ambiente, y poder decir fue bello mientras duró, pero se acabó.
El trabajo del tanatólogo será ayudar, acompañar, consolar y hacer que este proceso de duelo se elabore de la mejor manera posible tanto en el moribundo como en los dolientes. Ojalá en los hospitales existiera ese apoyo tanatológico, en la currícula escolar se incluyeran temas de este tipo que ayudarían a una formación más integral y de esta forma hacer menos dolorosos el proceso del duelo, y sobre todo, entender el verdadero significado y valor de la vida, pero también lo que implica morir.
(Académica de la UPN)

http://eldiariodechihuahua.mx/notas.php?f=2011/06/08&id=81df2d69e7f9ef70c0acc72f473cc6e0

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