La reciente sesión académica de la Asociación Mexicana de Tanatología abordó el complejo y sensible tema del duelo por la pérdida de un bebé, especialmente en el contexto del aborto. La ponencia destacó la grandeza, pureza y belleza de los bebés, considerándolos "mensajeros y testigos" que enseñan paz, ternura y sencillez, así como orden y disciplina. Subrayó que el deseo profundo de los padres es arrullar, acariciar y sentir a su bebé, y que esta experiencia, aunque exigente, se disfruta y compensa los esfuerzos.
La sesión enfatizó que la intensidad del dolor y el grado de duelo por la pérdida de un bebé siempre estarán en función del apego, el amor y el deseo que se tenía por él, incluso desde antes de la concepción. Un aborto es descrito como un golpe emocional formidable que deja en la mujer una profunda sensación de vacío, tanto físico como emocional, alterando su identidad.
Se señalaron diversos factores y circunstancias que pueden intensificar el dolor del aborto, convirtiendo la herida en algo multidimensional que afecta la mente y el corazón:
- Violencia intrafamiliar: Vivir en un ambiente de golpes, gritos y amenazas.
- Críticas y culpas externas: La mujer embarazada es señalada o criticada, y si sufre un aborto, la culpan por no haberse cuidado o por haber tomado decisiones "incorrectas".
- Esperas prolongadas y errores médicos en hospitales: Largas esperas, diagnósticos erróneos, mal manejo hospitalario o falta de tacto por parte del personal médico.
- Infidelidad de la pareja: La situación se agrava si la pareja es infiel durante el embarazo.
- Muerte fetal intrauterina: Inducir el parto de un bebé que ya ha fallecido, especialmente si el embarazo estaba avanzado (6 a 9 meses), es extremadamente doloroso.
- Ambientes hospitalarios insensibles: Alojar a mujeres que han abortado junto con madres que acaban de dar a luz y están amamantando a sus bebés sanos, lo cual se convierte en una "sala de tortura".
- Abuso sexual en el hospital: Casos de abuso a mujeres anestesiadas o inconscientes.
- Pérdida de uno o ambos gemelos: En embarazos múltiples, la pérdida de uno o de ambos bebés en diferentes etapas del embarazo.
- Falta de ritos funerarios o acceso a los restos: No poder realizar honras fúnebres o no tener acceso al cuerpo del bebé, especialmente si es un embrión pequeño que a menudo es tratado como "desecho patológico". Se subrayó que el derecho a exigir los restos fetales es un desafío por cuestiones legales y políticas hospitalarias.
- Intentos malinterpretados de ayuda por parte de la familia: Ocultar o retirar objetos del bebé (muebles, ropa, juguetes) de la habitación para "evitar el dolor", lo cual es un grave error que complica y "atora" el duelo.
- Embarazos adolescentes: Reacciones negativas de la familia (rechazo, golpes, abandono), rechazo de compañeros, abandono de estudios o trabajo, y pensamientos suicidas, especialmente si hay violencia intrafamiliar, drogas o alcoholismo.
- Falta de empatía y apoyo del entorno: La ausencia de conexión, comprensión, cariño y lágrimas compartidas por parte de familiares y amigos, lo que a menudo lleva a los padres a vivir el duelo en soledad.
- Pareja no empática: Cuando el padre del bebé no brinda apoyo emocional, se enfoca solo en trámites y huye, esto agrava el sufrimiento de la mujer.
- Abortos anteriores: Tener abortos previos intensifica la propensión a un síndrome post-aborto más fuerte y prolongado, convirtiéndose en "un trauma sobre trauma".
El concepto de Síndrome Post-Aborto fue mencionado, aunque no es reconocido por todos, incluso en manuales psiquiátricos como el DSM-5, debido a consideraciones "políticamente correctas". Sin embargo, la realidad muestra que genera profundo dolor y duelo.
Los síntomas emocionales y psicológicos que pueden presentarse incluyen: angustia, estrés, culpa (verdadera y falsa), insomnio, calambres, sangrados, miedo, pesadillas, vergüenza, fatiga, dolores de cabeza, tristeza, ansiedad y pensamientos suicidas. A nivel cognitivo, puede haber shock, fallas de memoria, dificultad para concentrarse y recuerdos frecuentes, intrusivos e involuntarios (flashbacks) que se disparan por conectores como ver una bata blanca, oler alcohol o escuchar el llanto de un bebé. Muchas mujeres que abortan no toleran oír bebés llorar o reír, ni interactuar con bebés sanos.
Se señalaron los derechos de la mujer y el padre que han sufrido un aborto: expresar su dolor, compartirlo, conocer las consecuencias médicas del aborto, decidir qué hacer con las pertenencias del bebé o sus restos (si están disponibles), sonreír y recordarlo en fechas especiales, tener momentos de intimidad para compartir el dolor, darle un nombre al bebé, y darle sepultura o cremación.
En cuanto a las estrategias para sanar y transitar el duelo, se propusieron diversas tareas y rituales:
- Empatía, amor y comprensión: Estar presente, en silencio, y ofrecer apoyo incondicional. Las lágrimas son vistas como una expresión de amor y una medicina para el corazón herido.
- Rituales de despedida: Desde ceremonias con globos, vestirse de blanco, sembrar flores o un árbol, hasta poner una placa conmemorativa.
- Atención al duelo de hermanos y abuelos: Es crucial cuidar cómo se atiende el duelo de los hermanos del bebé fallecido, quienes también experimentan apego e ilusión. Se sugieren actividades como hacer cartas, dibujos, pinturas, o entregar regalos a otros bebés en nombre del que partió.
- Nombrar al bebé: Ponerle un nombre al bebé, incluso si fue un embrión de pocas semanas, ayuda a los padres a reconocerse como madre y padre y a transitar mejor el duelo.
- Expresión creativa: Escribir cartas y dibujos al bebé, componer y cantar arrullos, y acunar simbólicamente al bebé.
- Creación de documentos conmemorativos: Elaborar "certificados de vida" y "certificados de angelito" con diseños creativos y detalles familiares para honrar la existencia del bebé.
- Diario del bebé y álbum de recuerdos: Expresar amor y recuerdos del embarazo, o crear un álbum con fotos de ropita o ultrasonidos. Es fundamental respetar si los padres no desean realizar estas actividades.
- Conexión espiritual: Para quienes tienen fe, la creencia en el cielo o en un creador puede ser un gran consuelo, respetando los tiempos y creencias de cada persona.
- Intimidad de pareja: Crear espacios de recogimiento, amor, caricias, llanto, silencio y descanso para la pareja, fomentando una comunicación empática y la expresión libre de emociones.
- El ritual del "lavado de pies": Un acto simbólico de profundo amor, respeto y desagravio, donde un familiar o la pareja puede lavar los pies de la mujer, pidiendo perdón por los agravios sufridos (maltrato hospitalario, diagnósticos erróneos, abuso, o cualquier situación que haya intensificado el dolor). Este acto puede restaurar relaciones y sanar heridas profundas.
- Trabajar el autoperdón: Es fundamental que la mujer y el hombre trabajen el autoperdón, especialmente si sienten culpa por acciones pasadas (conductas de riesgo, rechazo inicial del embarazo o sexo del bebé).
- Participar en grupos de autoayuda: Encontrar consuelo y validación al compartir experiencias con personas que han vivido duelos similares.
- Reconexión con el bebé: Realizar rituales que permitan una reconexión emocional y espiritual con el bebé.
- Apoyar a otras mujeres: Canalizar el propio duelo hacia el amor y la misericordia, ayudando a otras mujeres que han perdido bebés, es una formidable medicina para sanar.
- Escuchar sin juzgar: Validar las emociones de la mujer y apoyarla en sus tareas cotidianas.
El ponente también destacó que los abortos provocados, a menudo, también generan duelos muy fuertes y profundos, incluso en países desarrollados, y están asociados a casos de suicidio, drogadicción y problemas de salud mental. Se hizo un llamado a ser pacientes, amorosos y misericordiosos con estas mujeres, reconociendo que pudieron haber tomado la decisión por miedo, confusión, presión o desinformación.
Durante la sesión de preguntas y respuestas, se reforzaron varios puntos importantes:
- La preocupación por la legalización del aborto y sus graves consecuencias psicopatológicas para las mujeres, parejas y familias, resaltando la necesidad de reconocer que un aborto es "sinónimo de asesinato". Se expresó preocupación por la expansión de estas leyes y la falta de consideración del impacto emocional.
- La necesidad de educación psicoeducativa y sexual basada en la verdad, mostrando la realidad del aborto (imágenes de procedimientos) y los descubrimientos médicos sobre el desarrollo del embrión y su ADN único, para que los jóvenes tomen decisiones informadas.
- Testimonios de mujeres que, incluso habiendo abortado por decisión propia, terminan atormentadas por la culpa y el dolor años después, llegando al mismo punto de sufrimiento que aquellas que lo sufrieron involuntariamente. Esto subraya la universalidad del dolor del aborto, independientemente de la causa.
- Experiencias personales dolorosas de negligencia médica y falta de empatía en hospitales, donde el personal minimiza la importancia del bebé para la madre, incluso después de un parto complicado.
- La idea de que el feminismo y sus ideales pueden generar un "duelo desautorizado" al no permitir a las mujeres expresar libremente el dolor o la culpa que sienten después de un aborto voluntario.
- La necesidad de humanizar el tema del aborto, trabajando con el dolor presente desde la compasión y la empatía, sin juicio, y buscando ayudar y acompañar a las personas en sus procesos, independientemente de las circunstancias que llevaron a la decisión.
- La dificultad de difundir información que contravenga las narrativas dominantes en redes sociales.
En resumen, la sesión fue un llamado a la empatía, la comprensión profunda y el acompañamiento amoroso para las personas que experimentan el duelo por la pérdida de un bebé, reconociendo la magnitud del dolor y la necesidad de herramientas que promuevan la sanación, incluso en los casos de abortos voluntarios.
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