sábado, 22 de febrero de 2025

La Esperanza en Tanatología

Sábado 29 de marzo de 2025La Esperanza en Tanatología

Ponente: Mtra. Marta Cecilia Mercado

 


Sábado 29 de marzo de 2025
La Esperanza en Tanatología
Ponente: Mtra. Marta Cecilia Mercado Aranda

Objetivos:

Identificar los componentes de los modelos salutogénicos y su aplicación práctica en las intervenciones tanatológicas.

  • Antecedentes y componentes de los modelos salutogénicos.
  • Implementación en noticias que generan duelos.
  • Psicoeducación ante estrés.
  • Modelo para restablecer la pérdida y favorecer el duelo.

56 asistentes



La esperanza se asemeja a una vela encendida: su luz puede iluminar la oscuridad.
En tanatología, consideramos la esperanza un pilar fundamental para sobrellevar el sufrimiento. Lejos de ser optimismo ingenuo, es una fuerza resiliente que permite creer que es posible estar bien nuevamente en el futuro. Esa luz interior puede manifestarse como fe en un reencuentro más allá de la vida o como la simple convicción de que aún hay motivos para seguir adelante.

Cultivar la esperanza durante el duelo no significa ignorar el dolor; al contrario, implica reconocerlo y aun así buscar sentido. Para quienes acompañan a personas en duelo, fomentar la esperanza es ayudar al doliente a descubrir sus recursos para enfrentar la adversidad. Esto implica brindar palabras de aliento, validar sus sentimientos y recordarle que, aunque su vida cambió, no todo está perdido.

Enfoques salutogénicos en tanatología

El enfoque salutogénico se centra en lo que genera bienestar, en lugar de enfocarse solo en la enfermedad o el problema. Aplicado a la intervención tanatológica, nos invita a enfocarnos en qué mantiene a esa persona de pie a pesar de su dolor. En vez de ver el duelo únicamente como un problema a tratar, buscamos identificar y potenciar los recursos que ayudan al individuo a sobrellevar su pérdida.

Esos recursos pueden ser el apoyo de sus seres queridos, su fe o su propósito de vida. La tarea del tanatólogo es ayudar al doliente a reconocer esas fortalezas y aprovecharlas en su sanación. Esta mirada positiva complementa la intervención tradicional, añadiendo un rayo de luz en la oscuridad del duelo.

Mantener la esperanza ante noticias difíciles

Acompañar a alguien que recibe noticias devastadoras –como un diagnóstico terminal o una pérdida repentina– es uno de los mayores desafíos en tanatología. Al inicio, es normal que la persona sienta que el suelo se abre bajo sus pies y que la esperanza se desvanece. El profesional debe brindar un espacio seguro para el shock y la tristeza, y poco a poco ayudarle a recuperar estabilidad emocional.

Mantener la esperanza ante lo irremediable requiere empatía y tacto. No se trata de ofrecer falsas esperanzas, sino de acompañar con honestidad y compasión. Por ejemplo, ante una enfermedad terminal ya no hay esperanza de curación, pero sí de tener calidad de vida en el tiempo restante, de cerrar pendientes y despedirse con amor. Tras una pérdida, la esperanza puede traducirse en aprender a vivir con el recuerdo sin tanto dolor, y en saber que aún habrá momentos de alegría de nuevo. En todos estos casos, la esperanza no borra el dolor, pero lo hace más llevadero.

Psicoeducación para manejar el estrés del duelo

El estrés es una respuesta natural durante el duelo: insomnio, cambios en el apetito, dificultad para concentrarse o fatiga son comunes. La psicoeducación –brindar información y orientación psicológica– ayuda a que la persona entienda que estas reacciones son normales y aprenda estrategias para manejarlas.

Educar sobre el proceso del duelo equivale a ofrecer al doliente un mapa en medio de la tormenta. Saber que sentir enojo o culpa tras la pérdida es algo natural puede aliviar la angustia de quien teme “volverse loco”. Cuando el doliente comprende su proceso, recupera un sentido de control y refuerza su esperanza de salir adelante.

Un modelo para restablecerse tras la pérdida

Existen modelos tanatológicos que sirven de guía para reconstruir la vida tras una pérdida. Suelen incluir pasos concretos (por ejemplo, aceptar la realidad de la pérdida, expresar el dolor y adaptarse a una nueva vida) que sirven de brújula para quien se siente perdido, aunque no sean fáciles. Estos modelos brindan esperanza al mostrar que hay un camino a seguir y que la vida puede reestructurarse incluso después de una pérdida.

¡Te invitamos al curso "La Esperanza en Tanatología"! Si te interesa profundizar en este tema y aprender herramientas prácticas para cultivar la esperanza en el proceso de duelo, no te pierdas nuestro próximo Curso de Formación Continua. Será impartido por la Mtra. Marta Cecilia Mercado Aranda el sábado 29 de marzo de 2025, en vivo por ZOOM, con un horario de 9:00 a 14:00 horas. La cuota de recuperación es de $300 MXN. Inscríbete a través del enlace http://bit.ly/cfctana y forma parte de esta experiencia de aprendizaje y crecimiento. ¡Te esperamos con los brazos abiertos para, juntos, iluminar el camino del duelo con esperanza!

miércoles, 12 de febrero de 2025

El impacto de la personalidad en el duelo prolongado


Imparte: Psiq. Roberto Manuel Rosales Tristán

Objetivo general:
El asistente analizará cómo las dimensiones de la personalidad influyen en el desarrollo del duelo prolongado y estrategias para adecuar la intervención tanatologica.

La personalidad tiene un papel fundamental en el desarrollo del duelo, al definir estrategias que permiten asimilar la pérdida y de esta manera facilitar un duelo adaptativo, en otras ocasiones los rasgos de personalidad conducen a un duelo prolongado, en el que se presenta una sintomatología intensa, disfuncional y persistente tras una pérdida significativa, que impacta en el funcionamiento del individuo.

Es importante identificar los rasgos de personalidad que interactúan con el proceso del duelo, para identificar vulnerabilidades y desarrollar intervenciones terapéuticas eficaces.

Asistencia:
En Zoom 282 + 70 en Facebook




Resumen de la Sesión Académica: El Impacto de la Personalidad en el Duelo Prolongado

La Asociación Mexicana de Tanatología (AMTAC) inició su ciclo de sesiones académicas del año con una destacada presentación del Dr. Roberto Manuel Rosales Tristán, médico psiquiatra, especialista en adicciones y profesor de la AMTAC. La sesión tuvo como objetivo principal ofrecer una visión profunda del duelo a través de las características individuales de la personalidad, centrándose específicamente en el duelo prolongado o complicado.

El Dr. Rosales Tristán, con su amplia experiencia en el Hospital de Psiquiatría del IMSS y su certificación por el Consejo Mexicano de Psiquiatría, abordó conceptos clave sobre el duelo, sus complicaciones y la influencia crucial de los rasgos de personalidad en su desarrollo.

Comprendiendo el Duelo Prolongado

El duelo normal es una reacción adaptativa a la pérdida, que implica cambios en la emoción, conducta y pensamiento, y que tiende a disminuir en intensidad con el tiempo, permitiendo a la persona recuperar su funcionalidad. En contraste, el duelo prolongado (también conocido como duelo complicado) es una reacción:

  • De mayor intensidad y disfuncional, que persiste a pesar del paso del tiempo.
  • Su fase aguda no disminuye en los primeros meses, y la funcionalidad de la persona no se recupera.
  • Culturalmente, genera una sensación de extrañeza por su duración y disparidad con las expectativas de recuperación.
  • Ha sido incluido como trastorno en clasificaciones actuales como la Clasificación Internacional de Enfermedades y el Manual Diagnóstico y Estadístico.
  • Su duración es generalmente de más de 12 meses en adultos y más de 6 meses en niños y adolescentes.
  • Aproximadamente, entre el 10% y el 20% de los duelos se complican, requiriendo intervención tanatológica, y en ocasiones, medicación.

El duelo crónico impacta significativamente la salud biológica, induciendo cambios cerebrales similares a los de la depresión, elevando sustancias dañinas como el cortisol e incrementando la respuesta inflamatoria. Esto puede descontrolar enfermedades preexistentes (diabetes, hipertensión) y afectar el sistema inmune. También afecta la atención, concentración y memoria. Los síntomas son profusos, intensos y la persona no recupera su nivel previo de funcionalidad, descuidando incluso su autocuidado. La aceptación de la pérdida y la adaptación a una nueva realidad son extremadamente difíciles.

Factores de Riesgo que Contribuyen a un Duelo Complicado

Diversos elementos pueden aumentar el riesgo de desarrollar un duelo prolongado:

  • Tipo de vínculo: El grado de cercanía con la persona perdida.
  • Antecedentes individuales: Haber padecido ansiedad, depresión o tener estilos de apego ansioso o evitativo.
  • Red de apoyo social: La falta de soporte familiar, de pareja, laboral o económico.
  • Naturaleza de la muerte: Muertes inesperadas, violentas (suicidio, homicidio, accidente) o desastres naturales (huracanes, sismos, incendios) presentan mayor complejidad.
  • Etapa de vida: Perder a un hijo, hermano o sobrino puede ser más difícil de asimilar, ya que no "tiene sentido" en la lógica de la vida.
  • Enfermedad crónica del fallecido: El desgaste y sufrimiento prolongado de los cuidadores durante la enfermedad.
  • Relaciones ambivalentes: Vínculos de amor-odio, enojo o reclamo con el fallecido, que persisten en el recuerdo.
  • Relaciones de dependencia: Pérdida del apoyo percibido, especialmente cuando el fallecido manejaba la mayoría de las actividades diarias (economía, trámites legales).
  • Ambigüedad en la pérdida: La falta de cierre, la ausencia de un cuerpo o la incertidumbre (como en desapariciones forzadas o muertes durante la pandemia sin despedida) complican el proceso.
  • Falta de reconocimiento o minimización de la pérdida: Cuando el duelo del doliente no es validado o se ignora por su entorno.
  • Trastornos preexistentes: Depresiones, ansiedades o rasgos de personalidad disfuncionales incrementan el riesgo.
  • Duelos anticipados: Sufrimiento ante el diagnóstico de una enfermedad terminal en un ser querido.
  • Tareas del duelo no completadas: Según el modelo de Worden, la no aceptación de la pérdida, la resistencia a trabajar el dolor y la dificultad para adaptarse a una nueva realidad son fallas de adaptación.

Es crucial recordar que un duelo complicado, aunque comparte síntomas, no es sinónimo de depresión, ansiedad o estrés postraumático, pero puede ser un desencadenante para que estos se desarrollen.

La Personalidad: Un Factor Clave en el Duelo

La personalidad se define como la forma en que un individuo comprende su entorno, interactúa con él y experimenta dicha interacción. Es un conjunto de características que nos hacen únicos y estables a lo largo del tiempo, influenciadas por la biología, la genética, el desarrollo y el aprendizaje. Incluye el temperamento (heredado, reactividad emocional) y el carácter (aprendido, moldeado por las vivencias). Una personalidad saludable permite la adaptación, el funcionamiento adecuado y el mantenimiento de vínculos estables, fomentando una sensación de equilibrio y bienestar.

El Dr. Rosales Tristán profundizó en el Modelo de los Cinco Factores de Personalidad (Neuroticismo, Extraversión, Apertura a la Experiencia, Amabilidad y Responsabilidad) para comprender cómo influyen en el duelo. Cada persona presenta estos factores en mayor o menor medida, inclinándose hacia un polo u otro.

  1. Neuroticismo:

    • Definición: Tendencia a reaccionar con inmediatez, dificultad para manejar la frustración, respuestas no adaptativas. Se manifiesta con ansiedad, hostilidad, depresión, impulsividad y sensación de vulnerabilidad.
    • Impacto en el Duelo Prolongado: Genera una emocionalidad negativa, dificultad para regular emociones y fomenta la rumiación de culpas, reproches, miedos y temores. Esto lleva a conductas de evitación o negación y puede resultar en duelos muy intensos, cuadros depresivos o ansiosos y estrés postraumático. Los rasgos de neuroticismo deben ser trabajados terapéuticamente para prevenir recaídas.
  2. Extraversión:

    • Definición: Cordialidad, preferencia por la compañía de otros, asertividad, búsqueda de motivación y emociones nuevas, tendencia a experimentar emociones de valencia positiva (agradables).
    • Impacto en el Duelo Prolongado: Generalmente se asocia con mejores resultados en la adaptación y una visión optimista (realista) de que el dolor disminuirá. Sin embargo, una expresión emocional limitada puede llevar a un duelo superficial e incompleto. La carencia de una red de apoyo social puede generar mayor ansiedad y frustración en personas extrovertidas, ya que los vínculos son parte de sus habilidades.
  3. Apertura a la Experiencia:

    • Definición: Curiosidad, imaginación activa, pensamiento creativo, apreciación del arte, incremento en la recepción de emociones propias, interés por explorar escenarios nuevos y reinterpretar experiencias.
    • Impacto en el Duelo Prolongado: Facilita la flexibilidad cognitiva, permitiendo al paciente reconceptualizar la pérdida y explorar nuevas actividades. Es un factor clave de la resiliencia, ayudando al crecimiento después del sufrimiento (ej., activismo tras un duelo por suicidio). Sin embargo, combinada con un alto neuroticismo, puede incrementar la ansiedad y la rumiación de culpa. La ausencia de apertura a la experiencia se vincula con patrones de afrontamiento rígidos e inflexibles.
  4. Amabilidad (Amabililidad):

    • Definición: Sensibilidad a los sentimientos de los demás, empatía, facilidad para confiar y relacionarse, franqueza sin lastimar, altruismo, generosidad, consideración, función conciliadora y humildad.
    • Impacto en el Duelo Prolongado: Generalmente mejora la resolución del duelo por la empatía y la integración social. No obstante, un nivel excesivamente acentuado puede llevar a la preocupación empática, impidiendo que la persona se desvincule del recuerdo y dificultando la re-establecimiento de una relación diferente con la persona perdida. La falta de una red de apoyo puede generar mayor tristeza en personas amables. Además, el riesgo de convertirse en cuidador de otros, ignorando el propio trabajo de duelo, es alto.
  5. Responsabilidad (Conscientiousness):

    • Definición: Organización, persistencia, disciplina, tolerancia a la frustración, mantenimiento de metas, sentido de competencia, orden, sentido del deber, motivación al logro, deliberación antes de actuar.
    • Impacto en el Duelo Prolongado: Generalmente promueve un funcionamiento más adaptativo, facilitando el equilibrio y la continuidad de objetivos. Sin embargo, niveles elevados de perfeccionismo y culpa (especialmente relacionados con la persona fallecida) pueden prolongar el duelo, al percibirlo como un fracaso personal o un deber no cumplido. El exceso de responsabilidad puede llevar a la evitación del proceso interno del duelo, centrándose en expectativas externas, horarios y trabajo.

Personalidad Normal vs. Patología de la Personalidad

El Dr. Rosales Tristán subrayó que los cinco factores de personalidad describen la psicología normal de la personalidad a través de dimensiones, ayudando a identificar fortalezas y debilidades de un individuo en duelo para intervenciones más específicas. Por otro lado, la patología de la personalidad se diagnostica a través de criterios o síntomas, enfocándose en un concepto de salud vs. enfermedad.

Es crucial integrar ambas perspectivas: los cinco factores permiten matizar y comprender la vivencia individual del paciente más allá de una etiqueta diagnóstica. Un diagnóstico categórico por sí solo no explica la experiencia única de cada persona. La intensidad de la patología (severa, moderada, leve) también considera la identidad, autodirección, empatía e intimidad del paciente.

Preguntas y Respuestas Clave

La sesión concluyó con una ronda de preguntas que ofrecieron valiosas perspectivas prácticas:

  • Manejo del Neuroticismo en el Duelo (Erika Ricardes): Ante un paciente con alto neuroticismo que rechaza la medicación, la sugerencia es enfocarse en estrategias de regulación emocional para disminuir la turbulencia, limitar las distorsiones de pensamiento (culpa, reproche), y trabajar el afrontamiento y la toma de decisiones diarias. El reconocimiento de síntomas físicos (insomnio, pérdida de peso, dolores) puede ser una "ancla" para motivar la búsqueda de evaluación psiquiátrica. El reconocimiento del dolor es la primera tarea del duelo.
  • Fortalecimiento de la Personalidad para el Duelo (Ezequiel Córdoba): Es posible fortalecer la personalidad. Esto se logra trabajando en las facetas adaptativas de los cinco factores, como incrementar la empatía, la asertividad, la organización, el sentido de pertenencia en proyectos y la apertura a la experiencia.
  • La Esencia del Duelo (Octaviano García): El Dr. Rosales Tristán afirmó que el centro del abordaje es la vivencia del duelo de cada paciente, es decir, el "porqué" de su dolor. El estudio de la personalidad complementa esto, ayudando a identificar las habilidades y deficiencias para facilitar el proceso.
  • La Re-acomodación en el Duelo (Frida): Se destacó la importancia de la cuarta tarea del modelo de Worden: la re-acomodación. El duelo es un proceso activo con obstáculos, y el papel del tanatólogo es ayudar a desbloquear áreas para que el paciente pueda reinterpretar lo sucedido y aplicarlo a su actualidad. Es fundamental manejar con tacto el duelo en niños, evitando la sustitución de la pérdida.
  • Duelo por Desaparición Forzada (Vicky Miranda): Son duelos extraordinariamente complejos por la incertidumbre y la falta de rituales de cierre. El trabajo terapéutico se centra en la aceptación de lo que no se puede controlar, distinguiéndolo de la resignación. Aunque es doloroso, se busca desprenderse de la necesidad incesante de obtener información o un cuerpo cuando esto es inalcanzable.

En resumen, esta sesión académica proporcionó una valiosa hoja de ruta para comprender la complejidad del duelo prolongado, resaltando cómo la evaluación de la personalidad, a través de sus dimensiones, puede personalizar y enriquecer las intervenciones tanatológicas y psiquiátricas, facilitando una recuperación más adaptativa y un camino hacia la resiliencia.